Supe de tu existencia
y solo pude amarte,
con fervor cada noche
deseaba en mis brazos tenerte,
nueve meses imaginando tu rostro,
impaciente esperaba tu llegada,
el momento de mirarte,
conocerte y sentir tus manos.
Soñaba a todas horas
acariciar tu hermosa carita,
como describir ángel mío
el divino momento
en que miré tus ojos,
celestial sensación
invadió todo mi ser,
Dios manifiesto
a través de tu mirada,
inundaste mi alma
de amor infinito,
tan llena de vida me sentía,
sólo podía pensar
que nada ni nadie, nos separaría
porque esta unión,
es para siempre hija mía.