Cada vez que miro tus ojos negros
me embriagan de placer
de tan negros que los veo
como un anochecer.
Es fragancia que se esparce
en tu mirada encendida
de pasión enrojecida,
de vibrantes tentaciones,
bajo el velo de lo urgido,
y con el fuego enloquecido.
Y en lo recóndito
de las sensaciones,
algo por satisfacer.
Y en el caminar de la noche
tus bellos ojos negros
alumbran la misteriosa
oscuridad del amanecer.