Hoy son mentiras,
la confianza, la justicia,
muerden el rencor.
Una sola caricia,
recorrió mi cuerpo
recordó la miseria:
su propia existencia.
Golpea con gracia,
decapítame,
sirve mi cabeza
en una bandeja
de plata.
Toma tu avaricia
no porque yo sienta,
en tierra remota,
no la más justa,
ilusión que flota;
debajo de la acacia
les cubrió la inmundicia
la paciencia
de las armas.