¡El niño volvió a nacer!
Nicaragua sigue presa
de una familia posesa
de ambición al gran poder.
Miro luces por doquier
que iluminan la ciudad,
mas de ansiada libertad
su luz no puede brillar
hasta lograr derrotar
del tirano su crueldad.
De que nos sirve rezar
y hablar de felicidad
si sufre grande impiedad
quien se atreve a protestar.
Las madres al recordar
a sus hijos en prisión
les dolerá el corazón
no tenerlos a su lado
y con su beso sagrado
otorgarles bendición.
Pregunto que habrá guardado
en la mente de aquel niño
faltando el tierno cariño
de su padre asesinado.
Digan si no han contemplado
cuando una vida se apaga
que sentimos una daga
que lento va penetrando
y en el alma va dejando
la más miserable llaga.
Y del amigo preciado
del aguerrido estudiante
que de manera indignante
su sueño le fue truncado.
Talvez no han imaginado
ese granel de ilusiones
que nació entre diapasones
de la grandiosa amistad
que tenía claridad
de dos nobles corazones.
Entonces porque alumbrar
con gran luminosidad
si ronda la oscuridad
en esta patria sin par.
No sé puede celebrar
cuando existe gran dolor
que nos causa un opresor
con sus siniestras acciones
que destruyen los pendones
de la paz y del amor.
Debe ser nuestra misión
para el año venidero
entregarnos por entero
a buscar liberación.
Entregar el corazón
a la lucha sin cuartel
y montar en el corcel
del honor y dignidad
para aplaudir navidad
con aromas de laurel.
Autor: Aníbal Rodríguez.