Surge el lirio...
en la nebulosa del olvido,
y de alcores... se advierte el mediodía,
nada... se niega a su regazo,
porque de los vientos
es la herida sin poema,
allá donde Venus y la rosa...
se entretienen,
porque Dios...
demiurgo sin coraje,
apenas se divierte...
en la belleza
lánguidamente descuidada,
por el narciso...
pálidamente desasosegado,
en la esencia
casi divinizada...
por la ausencia
inmaculada de su rostro.