Que tan ciego deja escapar suspiros de felicidad, en partículas de ¡Todo lo puedo!
Sería como navegar en mares de otoño, guiados por hojas secas en caminos de invierno, que dejan huellas salinas en forma de mapa, donde la incredulidad los pueden encontrar.
sus rincones más secretos, están oscurecidos por confetes pasado de tiempo a destiempo.
Como aquel pajaro que quisiera volar, y impedido por poseer plumas de acero, engaña al viento camuflandose en seda frondosa, suave e lista para deslizar al compás del viento.
Solo los presuntuosos dejan escapar la felicidad, para luego culpar al firmamento, en juegos de ajedrez sin reina.