Danza en el vientre
del silencio la palabra
esperando labios nacientes
que no puedan callarla.
Que como fuego
le permitan surgir
en corazones tiernos
para en ellos bullir
Armando versos
que a la vida hagan latir
floreciendo en rostros tersos
que a la ternura se quieran asir.
Danza pausadamente
la palabra en tus manos
en melancólico silencio
o en un amor basto.
En gritos al viento
o en fogonazos ruegos
en lágrimas forjadas
por dolor intenso.
Brota la mágica palabra
entre un génesis de versos
los que a veces son hirientes
o suelen ser acaríciantes
y cada poema... ¡Es un universo!