Vacilante se acercó, quizás midiendo,
en mis ánimos, mi grado de cordura,
no la vi hasta el instante en que, gimiendo,
imploró ocultando su amargura.
Tiesa se quedó, siempre escondiendo
voluntad que inquirí, ya con premura,
¿Quién eres mujer?, ¿Qué vas siguiendo?
Mas nada alteró su rígida postura.
Tentaba arraigarse en mi costado,
mi desconfianza crecía, ya severa,
mas, ¿qué perder, si yo estaba entregado,
al aceptarla cual fiel compañera?
¿Quién serás, ya instalada a mi lado?
¿Serás tú quien termine la espera?
Yo mismo respondí, aun exaltado:
¡Eres la duda, mujer! ¡Mi consejera!
©
(Copyright, Noviembre 2019)
¿Quien seré, radicada en tu costado?
¿Seré solo una aburrida condena?
¿Quizás, esa duda que te enajena?
¿Quizás, solo una respuesta a un pecado?
¿Quién seré yo, ya instalada a tu lado?
¿Solo una imagen que cubre la pena?
¿Imagen de acomodo en cuarentena?
¿Imagen de un castigo administrado?
Oh amor, solo con vos una aventura,
solo con vos, la sencilla confianza,
con vos, para calmar una tortura.
Oh amor, solo con vos vivir con danza,
rezaré, no sé a quién, a qué figura,
que sane día a día la esperanza.
Surange