El amor desespera a tu costado
toca el margen esquivo de tu puerta
y se escapa después de haber dejado
tu sostén y la falda corta abierta.
La tormenta se asoma descubierta
y tu piel rutilante se ha quedado
nuestra alcoba nupcial está desierta
tu anhelado himeneo no has logrado.
Te mereces mujer otro destino
para cuando embriagada en tu perfume
tu inocente ilusión siquiera alcance.
Mas si quieres hacer un desatino
y aún cuando parezca que no sume
relaciona mi anhelo a tu percance.
Claudio Batisti