En una tarde muy gris del mes de Agosto
percibo y escucho el sonido del teléfono
camine lentamente hacia el,
hago una repentina pausa en el camino
me detengo,
escuchando la voz de mi madre gritar ¡No!
y en ese instante un grotesco frío invadió mi piel
paralizó mi ser, enmudecí en segundos,
mire a mi madre; ella me observó
y con los ojos embriagados de dolor
me dijo ¡Se nos fue!
Falleció...
Fue toda tan confuso,
miles de imágenes se proyectaron en mi cabeza
empezando por nuestra niñez,
yo era su muñeca, su barbie de juguete,
quede en el pasillo de nuestra casa inmóvil recostada a la pared,
me lleve las manitos a las mejillas, me cubrí la boca
mi rostro en su máxima expresión de incredulidad,
segundos de confusión, no sabía que hacer.
De repente corrí hacia mi habitación
con la respiración agitada, me sente en la cama,
con un dolor indescriptible de esos que te queman el pecho y lastiman tu alma
mis palabras sin ningún tipo de coordinación, el corazón acelerado,
manos heladas y aquella noche tan amarga
al saber que mi prima querida habría partido de este mundo
sin haberla podido visitar, sin haberla alentado para que luchara por su vida...
Vaya que aun recuerdo ese momento y se me parte el alma.
Un grito desesperado aquella noche
el pánico apoderado de mi,
lágrimas brotaban en aquel instante
sin poder comprender porque se había ido...
Jamás había sentido tanto dolor en mi alma,
y aunque ya han pasado varios meses
aun la recuerdo con muchísima nostalgia.
Solo te puedo decir:
¡Vuela muy alto Linda Gaviota!
Artemisa
Enero 2020
Venezuela
Poema dedicado a mi prima Yuradys Torres