Ella tenía sus manos lindas
como plumas de pavo real
eran tan suaves y tiernas
que sabían acariciar.
Eran como nacimiento de río
que empieza a recorrer
caminos sinuosos
para humedecer un vergel.
Eran sus manos tan tibias
como brasa que titila
en medio de un frío viento
que hace a las alma lila.
Eran perfumadas
como el lirio y la gardenia
con un toque de lavanda
jacinto, nardo y fresia.
Entregaron tanto de ellas
que perdieron su tibieza
la suavidad y su belleza
y la fragancia que despedían…
Entraron en sequía.
se marchitaron de tristeza
pasaron el tiempo dando
caricias con nobleza
y por completo olvidaron
que el recibir también era para ellas.
Yamila.