Adrian VeMo

Estoy llamando a la puerta

 

“Llevo un deje de morriña en los tobillos”

ISABEL CYRENE

 

Estoy llamando a la puerta y es 30 de julio

responde mi perro dando ladridos

y el rocío arde en los techos de mi barrio

¡qué frías son estás horas!

No sentí jamás la añoranza del gris de los cerros

llenos de pies, de cementos, de luces.

 

La Ciudad de los Reyes

es una princesa demacrada de sucios trapos.

Tiene una forma esquelética de hacer democracia,

y el humo de los buses

de hacer más triste el cielo.

Ya todo me parece triste:

los coros de las iglesias

el motor de las motos

los jardínes escupiendo verde de sus entrañas

los escasos pájaros que cincelan las mañanas

los gatos moribundos de amor.

 

Yo estuve en la Plaza de Armas

repartieron Pisco con limón.

Era imposible contar las sonrisas

y no ver la ebriedad de los faros y bancas.

Todavía recuerdo la música

que bailaban las aguas de la fontana

y del intransitable Jirón de la Unión.

 

Sigo llamando a la puerta

golpeo esta vez con el corazón

y resuena el día -30 de julio-

hace dos días los más nacionalistas izaron la blanquirroja

en sus pechos ondea una bandera que soplan soldados y fusiles.

 

Es 30 de julio

y mi novia – la virgen orgullosa-

con cruel desgarro soltó lágrimas,

la última lluvia de amor que me mojó.

Ella no sabe

yo lloré aquel septiembre mientras besaba sus senos

y mis manos jugaban a esconderse en las costas de su cintura.

Era cierto que no seríamos los mismos de antes.

 

Se va julio

precipicio de recuerdos

hoyo de las mejores cenizas.

Tomo mis maletas.

 

Disfruté siendo un don nadie en Santa Cruz

y en Asunción me asusté por no saber quien era.

 

Lima 2006 – Milán 2010