De salitre
son las espinas del mar
Camaleónico
da la hora
el dardo del corazón
que amenaza con detener la noche
ahora que las palabras se van venciendo
y todo precipita
hacia la plenitud del símbolo
gineceo de algas donde se agita
la bruma del color
extraño cementerio
el de los versos deformes
que no supieron soñar
con la fuerza propia de los débiles