Ese círculo blanco a los pies de la puerta,
es una grieta infinita colocada en mi alma,
está muy oculto en el escondite de la espalda,
y nunca lo veras cuando se doblen mis bisagras.
El circulo es el sello vívido marcado de la vida,
el sin inicio, el sin fin de nuestro gran afecto.
Y el circulo existe, desde antes de la madera;
que cortada fue, y luego puesta en mi entrada.
Al tu pasar por ella a mi sala, jamás lo sabrás;
jamás sabrás lo que hay detrás de la puerta blanca,
solo un circulo blanco, que es el nunca de tu estadía permanente.
Porque cuando... temerosa estás... a punto de darte cuenta;
ya te encuentras apresurada, espantada, cruzándote la calle;
y una vez cerrada, miro el circulo blanco a los pies de mi puerta.
Luis Adolfo Otero