Varias veces te fuiste de mi vida,
y otras aun estando conmigo, te hiciste ausente.
...y cada vez que te ibas, te he pedido te quedaras,
quizás no haya sido por amarte tanto,
sino por amar el nido que juntos habíamos construido...
Ya sea por intolerancia a este intolerante, o por simples desencantos;
te marchabas sin compasión o contemplar mi ruego...
mis llantos ahogados o mis palabras escritas o habladas,
no llegaban ni llegaron a tu alma.
Di todo lo que tenia para dar...
pero entiendo que no tiene porque serte suficiente;
y ahora que ya ha menguado el dolor de tu ausencia;
te acercas queriendo una amistad que no siento ofrecerte...
Es hora de decirte adiós, asi me duela y me hunda en la tristeza.
Debes saber que no busco ni pretendo reemplazarte,
solo intento huir del dolor que me ha quedado.
Tampoco pretendo que lo entiendas,
pero el que no me veas llorar no quiere decir que no lo haga...
mi salada almohada cada poco tiempo es testigo del dolor que no se calma.
Aun camino solo;
conozco mas el suelo gris que el color del cielo;
el tormento aun no ha pasado, es parte del presente que no vivo,
esta mimetizado en el paisaje de mis recuerdos,
es un adjunto que no solo no se borra,
mas permanece como un triste y doloroso recuerdo.