Hoy el café sabe amargo,
como si en lugar de azúcar,
le hubiera agregado algunas gotas,
de mi triste melancolia.
Hoy no me calma,
como casi siempre suele hacerlo,
más bien parece ir secando mis sentidos,
secuestrando mi ilusión,
a medida avanza en mi interior.
Sopla una leve brisa,
Que me susurra tu nombre y tu sonrisa,
infame hija del viento cruel,
que se regocija de mi ansia por tí.
El tiempo avanza, implacable,
minutos, horas, días sin tu voz,
parecen siglos de un vacío inmenso,
el testamento de un amor que muere,
de un corazón que va perdiendo el deseo,
de seguir latiendo... sin tí.