VERDE HOJA, ROJA GRANA
En el calor del estío,
cuando la sangre se frena,
calma chicha vive y medra,
sembrando nuevas ideas.
La voz tranquila se pausa,
como se templa una cuerda
y la guitarra se apropia,
de la feliz duermevela.
En el corazón se adornan,
en los ojos se reflejan,
en el alma se conforman
y en los labios se transforman.
Sentimientos que se crean,
como brotes que germinan.
Emoción en las palabras,
claves de vida perfectas.
En el calor del estío,
los nuevos sueños se siembran,
dando esperanza a las penas
y consuelo a los agravios.
Mira de frente la sombra,
para refrescar los labios
y la sangre que se agolpa,
anuncia nuevos presagios.
En los versos la ternura,
frenando la intransigencia.
La fuerza de su estructura,
en la verdad se revela.
Nota a nota en su paciencia,
va bordando criaturas,
para que al tiempo transcienda.
Unas gotas de existencia,
bañadas de plata pura.
En el calor del estío,
vive el misterioso duende,
que va tejiendo sentidos.
Una caricia que flota,
una taimada sonrisa,
unos ojos que reflotan,
sentimientos escondidos.
Susurros en las miradas,
que asedan a los oídos.
Verde hoja, roja grana,
salpicando los amores.
Verdor que baña las ganas,
para limar los temores.
A.L.
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06/01/2020