En esta habitación en penumbras,
mil sombras esquivas vagan.
Las siluetas de noches antiguas mueren de olvido sobre la fría cama.
Tu aroma que aún es dueño de este cuarto se retuerce por las noche de nostalgia.
El cielo que alcanzamos con suspiros,
ya es sepulcro de pasiones y promesas.
Los recuerdos son fantasmas que a diario me visitan.
Vienen, van, se quedan, marchan.
Son mi infierno,
mi condena y me traen la agonía de extrañar lo que no fue.
Los recuerdos ya no alcanzan pero no dejan morir al alma.