Al son de la brisa
las pequeñas gotas
de rocío cantan,
sobre azahares
del viejo limonero
que rebotan alegres
sobre el tambor
de sus pétalos.
Dándoles la fuerza
para la confección
del ramo emocionado,
en las manos de la
joven que avanza
entre tímida y alegre
por el pasillo de la
silenciosa y anticuada
iglesia pueblerina.
Convertida en mujer
con la experiencia
de los angustiosos años
encerrada en su más
íntimo dolor.
Con la idea de su
ramo sale a pelear
por sus derechos,
Lanzándolo al aire
para que quede
destrozado al
disparo del género
opresor.
Su lucha y valor
presente lo lleva
en tierra de nadie.