Doce veces hablaran nuestros cuerpos
doce veces nos hallaremos presos,
doce veces al frío de tus besos,
doce veces para estar al acecho.
De cronos el encuentro es prisionero,
has penetrado ya, mis blancos huesos,
tú, me provocas con juegos traviesos,
sigues girando en peregrinos vuelos.
El cáliz tiene los labios de hielo
viste pecado de aroma a canela,
nicotina en la sangre del desvelo.
Beber tu cuerpo de café, me hiela
habrá de huir el tiempo del anhelo
aunque la despedida siempre duela.
EL ZOMBI