“Veis que viene con las nubes”.
Y en el zoo, frente al recinto de los elefantes,
quedó inmóvil.
“¿A qué tiempo pertenecen, ellos?”
Estuve muerto
pero
– ahora –
estoy vivo.
Apareció en primavera, en la desembocadura
del glaciar,
los ojos abiertos
atrás de la vidriera, saludaba con la mano,
y fuimos a verlo, parecía sonreírse,
y todo el mundo tratando
de identificarlo
de colocarlo en el tiempo
por su ropa pasada de moda.
“Veis que viene con la nubes
de la primavera”.
Y nos sentamos en el prado, cerca del recinto,
acariciando la hierba con la mano, en el día inmóvil.
Yo,
por las turbias aguas,
primogénito
de los muertos.