Hoy he perdido una partida
a pesar del gran esfuerzo.
He mordido el polvo amargo,
con pavor y desconsuelo.
Me he sentido fracasado
como el pésimo que soy,
porque no perdí por falta
de tiempo o conocimientos
sino lisa y llanamente...
¡por mi falta de talento!,
como el pésimo que soy.
Perdí como un fracasado.
Y no hay nada más que hacer,
porque el talento no tengo:
es cosa de resultados,
sencilla cosa de verlos....
y bien, lo que el chess no da
salamanca no presta.