Tu desnudes al filo de la espera
yo mirándote igual en cada noche,
¡qué entregado momento! me flagela
y al mismo tiempo quizás me excito tanto.
Siento calor en mi entre pierna
(no exijo la pasión ni busco abrigo)
He de pagar el beso y tus caricias
y… cuándo no haya más
tú te habrás ido.
Qué destino tan cruel es recordarte
¡desnuda…!
aledaña a mi pierna y a mi pecho
yo besando tu oído
y tú perdiendo tus dedos
en mi sexo.
No hubo nada vulgar -nada fue incierto-
(la nieve cuaja cuando el sol la quema)
por ello no te culpo a ti mujer
fui yo quien buscó calmar mi soledad
en tus caricias…
y te miraba desnuda al filo de la espera.