Es la fiesta de gloria soberana,
que celebra del Cristo la venida;
y la cena se encuentra ya servida
en vajilla de fina porcelana.
Con diadema de bella filigrana,
la señora de casa, bien vestida;
no parece la sierva arrepentida,
por su porte de hermosa cortesana.
Mientras tanto en la calle, los lamentos
del mendigo, que arrastra su indigencia,
no conmueven del Dios sus sentimientos
para darle de amor su gran clemencia;
ignorando sus negros sufrimientos,
al mas fuerte le da su complacencia.
Autor: Aníbal Rodríguez.