Un día
la llama será alta...
y el barro silencioso
cubrirá mi piel,
mi cuerpo...
ayer lustroso y generoso,
se ocultará despacio
en la fosa deshojada
del olvido,
allá donde los lirios
visten de amapola...
y entre la niebla
apenas pintada de hojarasca,
la noche...
se deslizará triunfante,
en el absurdo...
desasosegado
de su ayer.