¿Sabes?
Quise hablarle de tus ojos almendrados
y ese destello que se nota a ciertos ratos,
ese que yo descubrí por mirarte tanto.
De cómo tus labios forman un paisaje soñado
cuando las palabras brotan mencionando
libros leídos que has ido acumulando.
Quise hablarle de nosotros,
de las rosas rojas que no te regalé,
Las que se marchitaron en otoño
porque la puerta de tu casa cerrada encontré.
Quise hablarle de mi fábula
del gato y la mariposa,
esa que escribí sin sentido,
porque tú eras un caballito marino
y te arrastraron las olas.