Los años no pasan en vano
en mi historia se han reflejado
entre miles de viejos pampanos.
Creo haberme madurado.
En el erial fuí angustioso cardo
resecado por el calor,
me abrí y mis semillas
el viento las arrastró.
Para alojarlas donde
encontraron el sabor
de aguas de la vertiente
en la profunda quebrada.
Entre hilos de coirón
enredarse enamoradas
dejándolas espaciadas
entre tantos resecos espinos.
Pero como un ser andino
he batallado con fuerzas
desde la cumbre a la playa
han quedado mis sementeras.
En los valles multicolores
fuí colibrí volador
entre corolas preciosas
de su polen fue mi sabor.
Más si la playa desierta
atrajo mis sentimientos,
no dejé por momentos
hollar su arena morena.
Así guardo mis penas
año a año he cosechado
unas por no ser alado
otras por carecer de riquezas.
Nunca en la tristeza he viajado
más la alegría florece
pienso que malo no es el trece.
por mi viaje ilusionado.
Aún en la mecedora
arrucado no me encuentran
en el jardín ya segado
hay algo que me entretenga.
Miro volar la gaviota
haciendo al mar sus piruetas
alas quisiera tener
y asegurarles mis tretas.
No soy pájaro para el nido
menos lecho del río seco
tampoco de la montaña su eco
de la vertiente busco el sendero.
Y cuando tenga que volar
a dar cuanta de mi camino
solo diré que mi andar
está escrito en mi destino.