(Soneto)
Desde el primer momento que te vi
me enamoró el brillo de tus ojos,
no me pude resistir a tu encanto.
Desde el primer momento que te observé,
me dí cuenta en lo importante
que en mí te convertiste.
Desde aquel momento
una simple amistad
se convirtió poco a poco
en amor.
Cada sonrisa que se te dibujaba
me iba hechizando mi ser
y, en mí no existió duda una
en amarte.
No sé cómo le hiciste para que
cada día te fueras convirtiendo
en pieza importante de
mi vida.
No sé qué camino cursaste
para que entraras en
mi corazón para que amara.
No me arrepiento en haberte conocido
ni de amarte tanto
con tu sencillez.
Porque sé que amar no son
más que palabras, sino se
trata de amar con el
corazón.
Doy gracias al destino
porque me dió la dicha
de conocerte y también
la dicha de amar.