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Creer en el romanticismo
no está de moda en estos días,
pero el haberte conocido
me ha descubierto y consolado.
Ambos seguimos esperando
que un bar sea el parnaso
al que adornar con sueños de amor,
que unos labios sepan
a algo más que alcohol,
que a la vuelta de la esquina del deseo
ocurra el milagro esperado
con tanta ansia y expectación.
Tal vez este terror como sombra
me impide llegar donde tu llegas
con una naturalidad atroz,
tal vez pueda aprender de ti
lecciones que ni yo mismo aún sé...
En cualquier caso,
seguiremos los caminos paralelos
en este lago de emociones y esperanzas
llamado búsqueda.