Hay momentos en la vida que no se buscan sólo se dan,
la gente suele llamarlos destino,
como cuando dos miradas se cruzan en el camino
se toman las manos un tiempo y luego se van
Y se conocen otros mundos, se besan otras bocas, se tocan otros cuerpos,
Pero queda un vacío que no se llena, deja sus almas y sus cuerpos muertos
Se come sin hambre,se besa sin ganas se duerme sin sueño
Víctimas del egoísta destino que se ha vuelto su dueño.
Y un apabullante deseo hace casi indispensable el volverse a ver
Se vuelve onírico el profundo de su mirada
Como si no existiera nadie como si el alma estuviera domada
Buscando respuestas a la pregunta de lo que pudo ser.
Y al pasar del tiempo sin ella pierde la fuerza el alma
La tormenta del deseo se apaga y llega la calma
Se resigna el cuerpo, se secan las ganas y se recobra el sentido
Y de nuevo sin buscarlo recorriendo otro camino
Se aceleran las almas , se cruzan miradas
Nadie escapa al destino.