Está envejeciendo mi hijo,
le han salidos canas y se nota que no le está yendo bien
¡Dios! Sólo te pido horas extras a mi vida,
pues necesito tomarle del hombro y apoyarle como siempre.
Por mucho tiempo él no vino a verme,
haciéndome mis tardes grises recordando todo lo vivido,
pero yo estoy seguro que estaba muy ocupado
y entre tantas cosas, no tenía tiempo para atenderme.
Está envejeciendo mi hijo,
se nota triste, cabizbajo
y voy a pararme de esta silla como pueda, porque él me necesita,
mi código de honor y el amor que le tengo me impulsa a estar a su lado,
para levantarlo como pueda ahora que ha caído y quiere quedarse así.
Mi obligación de padre no caduca nunca,
así como nunca dejaré de amarle intensamente,
está envejeciendo mi hijo y eso me hace más fuerte,
a pesar que desde hace tiempo ya no me quedan días de suerte.
Una vez le prometí siempre cuidar de él y debo cumplirlo
y aunque me cueste la vida voy a su encuentro pues me necesita,
ha envejecido mi hijo y aunque nunca vino a verme,
yo lo veía todos los días en el fondo de mi corazón.
Y eso fue suficiente…Para vivir.
Ricardo Felipe
El último bardo