El temor en mi angustia ha transportado mi consiente,
En sueños mutilados al final de mi existencia,
con mi cuerpo fúnebre, en caja de entierro.
En atmósfera de dolor triste y lastimera.
Son horas sombrías de lágrimas con lamentos,
de familiares y amigos comentando mi deceso,
de vivencias compartidas en amistad y melancolías,
es sólo el recuerdo que confirma mi existencia.
Mi inerte cuerpo frío y pálido no es nada,
Sólo un testigo tieso de mi existencia pasada,
Mi última presencia será mi ausencia por los siglos.
He llegado al lugar donde nadie tiene nada.
las horas avanzan con lágrimas que asperjan,
En verborrea con recuerdos cotizados,
Desgarradores lamentos despiden mi fúnebre cuerpo,
Que raudo avanza rumbo al campo santo.
Todo ha quedado al margen del olvido,
la vida se ha ido como se desvanece un suspiro
una simple lápida, da fe de mi existencia
que va despidiendo a los seres queridos.
No quiero ahí quedarme en el dolor del olvido
Quiero morir entonces sin antes haber existido
Para no dejar recuerdos de haberlos vivido
Porque eso si duele cuando todos ya se hayan ido.