Lo que no te dije,
mi amante inexperto,
(que te jactas tanto
de ser un maestro
en lides de alcoba)
es que nunca tuve
en tu torpe amplexo
ni chispa de orgasmo
ni goce de sexo.
Eres un buen padre
marido perfecto
Te admiro y te aprecio
amigo dilecto,
respeto tu hombría
pero en tu eufotía,
no sé cómo nunca
te turbó un instante
saber lo que siento.