Santiago Miranda

Sé que los cuerpos no están en donde estaban

 

 

Y los días superpuestos son y fueron
Uno y el mismo; nada bajo nada
Nada sobre todo todo ante nada
Relación quizás de lo inexistente o innecesario
Los amores lentamente por sí mismos
Ardieron y nosotros buscándonos
En la por la estela de sombra fuimos perdidos

Sé que los cuerpos no están donde estaban
Aún persigo en mis memorias al recuerdo
Que se encuentra en el mundo;
Calles que dan a plazas
Plazas que dan a bares
Bares que nos empujan
A cálidas habitaciones / crisálidas/úteros
Habitaciones donde nuestros cuerpos se encontraron

Con la certeza de ser; sentir ante nada
El recorrido de afilados placeres moribundos
Heridos por nuestra propia carne solíamos
Elevarnos en otros planos, entrar y salir
Encarnizadamente hacia el sueño
Borrar los límites, olvidarse en el juego
Ahora sé que los cuerpos no estaban
En donde creí que estuvieron
Y las palabras quedaron
En su lugar, como esquirlas de un arma
Espada en la piedra, semilla blanca
En la vulva que es la vía láctea
Nos vamos moviendo y si lo intentamos
Imposible de aprehender la sombra
Que somos contra la luz que es fuego
Azul en lo alto, en el próximo
Paso en nosotros nos deslizamos
Desligamos disolvemos reanudamos
Reparamos apretamos resolvemos
Enquistamos agrietamos aullamos
Escindimos ahogamos desvanecemos
En el agua en el fuego en el aire en la tierra
En la sangre en el acto en el respiro en el polvo