El dolor es la ruptura del caparazón que encierra tu entendimiento.
La cáscara de la fruta debe romperse para que su semilla pueda exponerse al sol, así como tú, conoce el dolor. Desde esta perspectiva, podrás mantener tu corazón maravillado ante los milagros cotidianos de tu vida, y tu dolor no parecerá menos maravilloso que tu alegría, aceptando las estaciones de tu corazón, y aunque hayas aceptado las estaciones que pasan sobre tus campos, observado con serenidad los inviernos de tu dolor, gran parte de tu dolor es auto-elegido.
Esta es la poción amarga por la que el sanador te cura dentro de su propia enfermedad. Sin embargo, confía en el sanador, bebe sus remedios en silencio y tranquilidad, porque por su parte aunque sea duro y pesado, es guiado por las tiernas manos de Dios, y la copa que te ofrece, aunque queme tus labios, ha sido moldeada de la arcilla que el Alfarero ha humedecido con sus propias lágrimas sagradas.