La autocomplacencia muchas veces es tomada como egocentrismo o incluso como egoísmo. Raro, deberíamos aplaudir a las personas que se sienten bien y a gusto con lo que son y lo que hacen.
Muchas veces, la autocomplacencia es tildada por algunos como soberbia o arrogancia, aquellos que no entienden que \"sus críticas constructivas\" no van a ser tomadas en consideración porque simplemente \"me siento a satisfecho\" con como me veo o con el resultado de mi trabajo.
Que arduo trabajo el del amor propio ¿increíble, cierto? Porque siempre que sales por esa puerta, sonriente y satisfecho, llega alguien a decirte \"¿¡te has cortado el flequillo!? ¡mejor te lo hubieras dejado largo! ó ¿¡estás más gordita no!?
Vaya, que forma de aniquilar el autoestima de las personas por puro placer. Después preguntan que por qué uno va por la vida con cara de asesino en serie.
La autocomplacencia, volvamos a la autocomplacencia, tal divinidad debería ser un don, una virtud, una exquisita cualidad del ser humano para valorarse y aceptar lo que le gusta, sin tener que pedir opiniones y con esto no digo que pretendamos ser \"perfectos\", pero, de vez en cuando, simplemente sentirnos plenos con algo, sin tener que pedir segundas opiniones y allí es cuando yo grito: ¡Me gusta! Me agrada lo que hice, me agrada mi look, me agrada mi nuevo atuendo, me agrada la decoración que hice, me gusta el trabajo que realicé, me gusta, me encanta, solo por hoy, solo por esta vez, no te presto atención porque no la necesito. ¡Dios! Por qué es tan dificil no pedir aprobación de otros, por qué es tan complicado autocomplacerse y no sentir culpa, o no terminar tirando todo a la mierda porque al de al lado no le gustó. Eso exhaustivo es el querer amarse y complacerse por un momento, por un instante y al mismo tiempo tener que esquivar las flechas de los \"expertos\" en TODO.
La autocomplacencia, otra vez, volvamos ahí, porque es necesario que nosotros, los que siempre somos comprensivos, los que siempre aceptamos \"críticas\" \"sugerencias\", los que asentimos con la cabeza y nos declaramos sumisos del mundo por la paz interior, digamos: sabes qué, hoy no, hoy no necesito tu aprobación vanidosa que solo alimenta tu propia vanidad y tu ego mientras te haces creer a ti mísmo que lo haces por ayudar, yo, hoy no quiero, hoy no me dá la gana, de ponerte a ti, antes que a mi, hoy me siento a gusto, hoy me siento satisfecho, hoy siento que di lo mejor de mi, hoy soy sorda sabes, y también ciega, solo veo y escucho, para adentro.