Has llegado a mi vida de sorpresa,
casi cuando ni miraba el reloj, ni las estrellas,
cuando había aceptado que mi mundo era vacío,
cuando había aceptado escribir en desmedida,
pero a la soledad.
Has llegado con tu ansiedad a cuestas
y con muchos deseos pendientes,
coincidiendo en el punto exacto con tu alma congruente,
por el tiempo a destiempo, pero que se volvió nuestro tiempo.
Has chocado de frente con mi corazón roto,
reuniendo sus trizas para darle impulso,
has llegado con tu sencillez y palabras frondosas,
que me hace entender que no sólo por fuera eres hermosa.
Has llegado tan de repente a mi vida,
que mi vida cambió de repente,
con tus sueños entrelazados con los míos,
con tus temores abrigándose en los míos,
con tu ansiedad y mi ansiedad de besarte,
con la verdad que sólo sabemos los dos,
tú has llegado para prender tu luz en el fondo de mis sentimientos.
Ricardo Felipe
El último bardo