A todos aquellos espíritus que sufren las heridas de un desamor.
A todos aquellos que se esconden en las tinieblas, en las sombras,
derrotados en la agonía de la soledad, resguardados en lo más
profundo de su triste y deprimido ser.
A todos los decadentes que habitan en una fosa maldita, con veneno en la sangre por un insano amor.
A todos los que de alguna mórbida y extraña manera me comprenden, dedico este maltrecho, desnudo, roto y ebrio corazón.
Eternas lunas-.