Porque ha de importarme un amanecer
si sus colores no me son del todo gratos
y la tibieza de su encanto no me hechiza.
Para que desvelar mi espíritu desgarrado
en busca de luna, estrellas y luceros
si no provocan en mi un sentimiento febril.
Inútil es sentir la arena del mar entre mis dedos
cuando entre ellos se escapan mis suspiros
al no contenerlos por falaces devaneos.
Ominoso resulta un jardín lleno de fragantes flores
que con su radiante color y aroma
harían del botánico más exigente, el perfecto banquete.
No... no importan para mí, eventos mas triviales,
y es que... de que me serviría contemplarlos
si no los disfrutaría al no tenerte a mi lado.