Estoy mirando sueños aturdidos en las manos del hombre
Sueños de poblaciones huérfanas, de niños abandonados
Estoy descubriendo huesos abandonados, sin médula en las manos del hombre
Huesos de habitantes sin alma, sin origen, de niños sin recuerdos
Niños sin abrigo, con su corazón en la mano, con el vientre vacío
A donde les llevarán sus pasos, con su andar sin esperanza
A donde les zurcirán el alma, si su vida ya no tiene llanto
Si sus ojos ya no miran, si las flores se han secado
A través de su vidriera, la lluvia no tiene gotas, son aguijones perversos que desgarran
La humedad es tan solo un soplo, el diluvio es una espada que desangra,
Quién abrigará a esos niños, quien les dará nombre, esperanza.
Quién les devolverá los sueños, quien les arrulla el alma
Entre los sonidos de sus huesos, el niño busca un beso
Alguien que escuche el eco de su respirar, del sollozo sin recuerdos
Aun con sus ojos muertos, el niño busca el cielo, un arcoíris, un consuelo
Alguien con las manos llenas, un Dios sin un madero
Entre cigarras y jilgueros, el niño alza vuelo
Nadie extendió su mano, el Dios no bajó del madero
Entre soledades y agujeros, el niño se venció primero
Quien desgarrara su atuendo, quién llevará este muerto