Rememorar tus besos,
pudo haber decapitado mis entrañas:
en otros tiempos, en otras edades,
hubiese calcinado mis huesos,
y fragmentar mi alma,
hasta fallecer, hasta asediarme.
En otra vida quizá te añorara,
quisiese más que otra cosa.
sentir el suave desliz de tus labios;
pude haber deseado ese momento.
Merecer un alma que te quiera,
hasta los huesos.
Que perdure una mirada tuya en su interior,
durante el agobiante invierno,
o en el escandaloso verano,
sin duda, es para dioses.
La misma atenea condenaría
tal pasión desbordante, para humanos.
Mortales sin alma que un vacío,
llenan con mentiras y caricias vanas.
Considere, tus besos una prisión,
la palabrería desbordada de tus labios.
Un desdén de agua de vida,
un mana del cielo.
Hoy lo recuerdo como cenizas,
trilladas por el viento,
abolladas en el oleaje del pacifico,
perdidas en donde no volverán,
a prometer romance:
mas no regresaran,
por mi ingrata conciencia
no regresaran.
MUSA DE LAS LETRAS