En la casa, en el trabajo, y en la fábrica,
la Virgen María me acompaña,
trocada en Señora del alba, y de celeste hermosura,
a la que exalto en advocación mariana...
Un escapulario me cobija.
El seguro refugio, que a mi alma conforta.
Y a su rosario mi devoción, con sentida palabra,
a la Virgen de la Entrega...
Que llena de luz pura,
me ilumina, por la gran noche obscura,
florecida y restaurada,
y bajo su amparo, del pecado me auxilia...
En la casa, en el trabajo, y en la fábrica,
la augusta Virgen lugareña,
que cual Madre justa, me concede la esperanza,
de poder acercarme, a su Hijo algún día...
Comentario de autor: En cuanto al título del poema, \"La Virgen de la Entrega\" es una metáfora ocurrente, no usada antes que yo sepa, en cuanto a que, al final de nuestros días, la Virgen nos acompañe y nos ENTREGUE de su mano, a vivir en la gloria presente de su Hijo Amado.
A la Virgen María se le han puesto muchos adjetivos a lo largo de la historia, pues aquí os dejo uno más: \"La Virgen de la Entrega\"