Se acercan nubes bajas por el cielo
de mi pena, con la huella duradera
más histórica, tan grande y más fiera.
Se acercan nubes bajas con recelo.
Notorio el pesar de sus pasos de hielo,
y el recuerdo ferviente que no espera
desterrado, hace de mi calavera
un pájaro pobre de alas y vuelo.
Afronto la negrura sin sustento,
acompañando al silencio vacío.
Muerta está mi alma por el firmamento.
No me llores mujer que ya es tardío
el quejido, no malgastes tu aliento
al cadáver y abraza al cuerpo mío.