Usted se me llevó la vida...
Usted se me llevó la vida, no me pida que respire,
cuándo su respiración era mi vida,
y cuando con su abrazo me ceñía
a su cuerpo y usted era mi pasión.
Usted me arrancó la vida de tajo,
me dejó sin respiración, y me dejó morir.
¡No hay nada qué hacer!
¿Quién puede volver a respirar,
cuándo se acaba la vida?
Se acaba la vida se acaba todo...
¡Ande, vaya y viva su vida!
Ya no hay nada, que lo ate a mí,
rotas están las promesas que hicimos de amor,
con mi muerte ya no tiene que cumplir.
ya nada de lo que prometimos lo compromete,
sus besos quedan sepultados, me los llevo conmigo.
...Mis abrazos, mis te quiero,
“Todos mis te Amo” se van a la tumba conmigo
...Ya nada habrá que le haga recordarme,
como usted dijo; qué yo era un fastidio, para usted,
...sus insultos, ya dejaran de dolerme.
Despídase de mí, porque no volverá a saber nada de mí.
¡De mí, qué tanto lo amé, más qué a mi vida!
Muero amándolo, más que al principio, que lo conocí.
¡Sé qué eso, poco le importa!
Usted es feliz deshaciéndose de mí.
Viva su vida, con quien quiera, déjeme morir en paz.
¡Vaya, bendito de Dios, a otros brazos!
vaya a besar esa boca, que tanto desea.
Los muertos, no hablan.
Nunca más tendrá un reclamo mío.
Viva a su manera, gusto y antojo.
Punto final, a una historia qué empezó mal
y acabó mal, fin de la comedia, de amarnos.
No hay Ángel, que Dios Destinó, para qué me cuidará.
No se olvide qué lo amé más qué a mi propia vida.
Y qué a usted le van a pagar con la misma moneda.
¡Adiós, ojos míos, de mi querer!
Nunca más los volveré a ver, ni en fotografía.
Siempre tuya, siempre mío.
Alicia Pérez Hernández... México
No es la pluma la que escribe, es el alma
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