La soledad no es un estigma doliente
solo cobra vida en la completitud de tu ausencia,
que se arrulla en los páramos donde placen mis ansias.
Y te plasmas allí, eterna convocada
y las sublimes palabras se impregnan de ti
y eres el todo en la nada.
Los momentos no son referenciales
acomodan su extensión a la intensidad de la reminiscencia
obstinado oscilar de tiempo.
Necesariamente me proyecto
el futuro no será una herida oscura,
en este ámbito de signos y alusiones inciertas
te presiento en el borde de lo que será.