Como la harina que el tamiz convierte
en blanca espuma, libre de gorgojo,
borra la mente, al pasar el tiempo,
de lo que ayer sufrí,todo el enojo
Canceladas así de la memoria
las heridas que un día te dañaron
permanecen ajenas a las penas
que en el momento aquél te procuraron.
Sobre el hilo tendido del ahora
equilibrista hábil, sin vaivenes
con paso lento pero sin demora,
sin ayer ni mañana, muy prudente,
vas encontrando el proceder perfecto,
con la mirada anclada en el presente.