La poesía es un espejo donde el ser humano puede verse reflejado según su propia práctica. De esa idea me surgió el ánimo de escribir lo que he dado en llamar: Monólogo del Espejo.
Pero Bertolt Brecht fue mucho más allá al decir: “El arte no es un espejo para reflejar la realidad, sino un martillo para darle forma”.
Yo… no soy tú,
entiende que solo soy un espejo,
acepta cuando estás frente a mí,
que solo provoco tu reflejo.
No me juzgues sin fundamento,
porque… si en mi ves tu imagen,
no soy responsable de tus acciones
mucho menos de tu pensamiento.
No te alteres por nimiedades,
entiende que la luz hace posible,
que en mi veas signos
y también realidades.
No te llenes de prejuicios,
sé sensato e inteligente,
camina con rectitud,
y no adelantes juicio.
No estoy para ofenderte,
tampoco para enjuiciarte,
pero se cauto y sigiloso,
a la hora de verte.
Controla tus sentimientos,
también tus emociones,
porque es la fuente que origina,
pasiones y destrucciones.
No pretendas descargarte,
con un golpe certero
porque por muy fuerte que seas,
en otro espejo has de reflejarte.
Finalmente…
Si yo, no soy tú,
tampoco soy quien me hizo,
que como obra de arte me creó,
enfriando rápidamente,
dióxido de silicio.