No conozco otro modo de amarte,
Sino aquel que confío a Dios a diario,
Que te proteja y cuide!
Que vele tus sueños de niña mimada.
Es que tienes el hermoso defecto de ser tú.
Tan diáfana,
Tan pura,
Tan bella
Simplemente eres tú.
Y en los mares del tiempo,
En aquellos que nunca acaban,
Siempre hubo fugaz pensamiento.
Entre la muchedumbre te he buscado,
Entre muchos rostros te he visto,
Y aun en besos ajenos.
Todos tenían el mismo problema,
No eras tú.