Sé que nací verde,
con el marrón amarrado en el cuello
y el agua goteando del cabello.
Siento el cosquilleo de la flor brotando
de mi oreja, amarillo vivo y rápido.
Me veo verde en el reflejo del lago con fondo color cielo y alma.
Me arranco la flor de la oreja e inmediatamente siento un chorro de lodo bajando por mi cuello.
No para,
sigue y sigue,
y baja,
y no para y nunca dejará de bajar.
Apenas me doy cuenta de que no parará me recuesto en la hierba tibia, que me abraza y me cobija como hijo.
Siento el cielo entrando en mí y lloro lágrimas hirvientes y espesas de sangre.
El cielo líquido entra en mi piel y besa la hierba en mí porque soy verde.
Me dice que voy a estar bien y que van a cuidar de mí porque soy verde.
Corta vida la mía, valiosa desperdiciada.