MENTES Y PALABRAS
Hoy una buena amiga nos ha regalado unos de sus críticos y a la vez sabios relatos.
Cuando lo estaba leyendo me recordé como hace unos días entre amigas hubo un intercambio de criterios referente a una palabra, más bien frase muy en uso.
Un joven se cayó en el paso cebra cercano a la terraza de la cafeterías donde estaba yo tomando un tentempié con mis amigas. Cuando el joven se incorporó se dirigió a su amiga con la típica exclamación:
-¡Vaya ostiazo que me di!
Una señora que cruzaba la calle en el mismo momento le reprendió con gran malestar sin ni tan siquiera preocuparse de si se había lastimado.
-La juventud no tenéis remedio, ¿Porqué no se puede decir golpe y dejar el cuerpo de Cristo en paz? Exclamó la mujer en tono airado.
El joven sonrió y sin mediar palabra siguió su camino sin inmutarse. La señora dirigiéndose a nosotras no cesaba de exclamar improperios contra el mal educado joven.
Así fue como comenzó el debate tras replicarle yo a la mujer que si ella estaba segura de que había dicho ostiazo con h o sin h.
-¡Ha dicho lo que ha dicho lo que ha dicho, y está¡ reafirmó.
Mi amiga Menchu apoyó la postura de la enojada mujer.
-¡Qué yo sepa hostia sólo se escribe con h!
- El joven ha dicho ostiazo, no hostia- le repliqué.
- Bueno, ha dicho hostia a lo grande.
- Puede, pero ostiazo es otra cosa, es tan antigua esta palabra como remontarnos a tiempos de los romanos.
Todas las personas de nuestra edad hemos conocido puertas con doble utilidad, por la parte de arriba estaba lo que llamábamos el cuarterón, es decir una parte que servía de ventana por donde entraba la claridad en las casas. En la Roma antigua-no sé ahora- se llamaba ostia, y cuando alguien iba de visita y no querían en la casa recibirles les cerraban la ostia en las narices. Eso se llamaba dar un ostiazo. Con el tiempo derivó en cuando alguien se daba un golpe contra un obstáculo decir, se dio un ostiazo, nada que ver con la sagrada hostia.
Luego se aplicó a dar una ostia como golpe en el rostro, se mal supone que deriva de hostia, pero en muchas ocasiones ni tan siquiera quien lo dice sabe su procedencia.
Cuando alguien dice que darse una ostia, u ostiazo es utilizar una frase vulgar, se le podía decir que vulgar es su mente, pues nada tiene de obscena ni vulgar.
Esto ocurre con otra palabra que se utiliza con cierto recelo pues no procede de donde se supone; la palabra carajo. El carajo el la parte más elevada del palo mayor de un navío velero. Cuando se quería divisar si había tierra a la vista el capitán del navío le mandaba a un marino al carajo de la vela más alto, también se utilizaba como castigo a los marinos que alborotaba la convivencia del barco. No todos los marinos tenían habilidad ni valentía para ello. De ahí viene la frase de -Vete al carajo la vela- que se ha quedado en solo decir- vete al carajo-
Ahora bien, no habrá falta decir porque los marinos que se sentían muy machotes comparaban su miembro y valentía al carajo de la vela. Seria bueno que cuando se mande a alguien al carajo lo hagamos con la frase completa para que no haya equívocos.
Y volviendo a la ostia, también se puede decir, vete a la ostia ya que es un lugar, una ciudad italiana.
Después de este disertación pensé que quedaría claro que el joven no era un mal educado, pero algunas de las presentes han preferido pensar que el muchachos lo ha dicho con H.
Luisa Lestón Celorio
Asturias- España
2020- escrito en Burela.